Sin importarle para nada una citación del Congreso y sin el obligatorio permiso judicial, el “cuestionado” pero intocable presidente de la Federación Peruana de Fútbol (FPF), Manuel Burga, alistó sus maletas y viajó a Sudáfrica, donde este viernes se inaugurará el Mundial, en el que, como es obvio, no participa nuestro país por la incapacidad de la dirigencia deportiva y la corrupción flagrante que justamente Burga lidera.
Al dirigente no le importó tener una citación para mañana ante la comisión legislativa que investiga la crisis en el deporte y salió sin autorización a pesar de que debe responder por graves acusaciones de lavado de activos, asociación ilícita y otros delitos.
El presidente de la comisión investigadora en el Congreso, Renzo Reggiardo, señaló que Burga viajó a Brasil y, de ahí, rumbo a Sudáfrica valiéndose de una autorización que ya había caducado o de de una ley que fue modificada en enero y no aplicaba a su caso.
Asimismo, anunció que si el dirigente no concurriera a la citación –como a todas luces ocurrirá–, sería llevado de grado fuerza al Congreso apenas retorne. “Tramitaremos, ante el Poder Judicial, una solicitud para que la Policía lo detenga y lo traiga”, remarcó.
Pero lo que es obvio es que Manuel Burga hace lo que le da la gana, para él no existe la ley, ni el orden y se burla del Congreso ridículo que legisla e investiga en este país, cada día más corroído por la corrupción y la delincuencia. No es el único por supuesto y eso justamente le da alas para desaparecerse cuando le da su regalada gana puesto que él es sólo uno más de los tantos sinvergüenzas que pueblan la escena nacional no sólo en la política, como queda más que claro.
Para muchas peruanos, personajes como Burga, Kouri o Castañeda entre tantos más, se están convirtiendo en el modelo del antihéroe perfecto a seguir, sujetos que trasgreden todas la normas y leyes con fines personales y coronan sus hazañas con altos cargos públicos, refrendados por la población y la autoridad, desde donde se enriquecen y practican el abuso y la impunidad con imagen de grandes personajes.
La realidad ha llegado a un grado de difícil discernimiento en el Perú, diferenciar malo de bueno ya no es cosa de lógica y cada día más ciudadanos se pliegan a la respuesta “si pues, pero que se puede hacer.” Una realidad triste y desesperanzadora para un país que recibe tantas felicitaciones porque “se supone” que está creciendo, pero ¿hacia donde crece? ¿Cómo se podrá sostener ese crecimiento con bases tan carcomidas por la delincuencia organizada de cuello y corbata en cuyas manos está depositada la dirección de los diferentes sectores del país?
Y USTED QUE OPINA:
¿Debe recibir Manuel Burga una sanción ejemplar por los excesos cometidos al viajar sin autorización a Sudáfrica?
¿Debe continuar como Presidente de la Asociación Peruana de Fútbol?
¿Existen reales motivos para eventualmente condenar a Burga por los cargos que se le investiga?
No hay comentarios:
Publicar un comentario