lunes, 29 de noviembre de 2010
jueves, 25 de noviembre de 2010
miércoles, 24 de noviembre de 2010
UN CORRUPTO MÁS ¿QUÉ IMPORTA?
Cuando uno cree que lo ha visto todo, aparece de repente algo peor, más hediondamente corrupto que aquellas cuestiones a las que los peruanos, casi irremediablemente, nos hemos acostumbrado. Estamos refiriéndonos, desde luego, al grosero Fernando Barrios Ipenza, amo y señor de Essalud durante 4 largos años, ex-alcalde de Huancayo y hasta hace un par de días, insólito Ministro del Interior (el séptimo en esta cartera encargada, entre otras cosas, de la seguridad ciudadana, quizás el rubro que más ha sufrido por la ineficacia y la delincuencia acorbatada que ha pululado en este segundo gobierno, histórico, de Alan García).
En un país en el que a diario se irrespetan los derechos laborales de miles de profesionales y trabajadores informales, un amigo del presidente obtiene beneficios elevados y de inmediato a través de un ficticio "despido arbitrario". En un país en el que jóvenes son despedidos sin razón alguna por grandes empresas y que tienen que esperar meses y en algunos casos, hasta años enteros, para recibir una magra liquidación por tiempo de servicios, que llega plagada de descuentos y items en contra, un funcionario público que renunció a una oficina para pasar a otra - de Essalud al Mininter - cobra casi 200 mil soles por indemnización, porque solo faltaba un día para concluir su contrato, según las leyes vigentes. Si ese país está avanzando ¿cómo sería si estuviera mal, como dicen algunos pesimistas y enemigos del sistema?
Fernando Barrios Ipenza ha llevado la evolución de la corrupción a otro nivel. Deberá ser recordado por la historia como todo un adalid del robo institucionalizado, normalmente ejercido poco a poco, sistemática y calculadamente, como para que nadie se percate a la primera y haya tiempo de dilatar investigaciones, comisiones, auditorías, etc. Es decir, este señor ha demostrado que actualmente en nuestro país, y en particular en nuestro sector público, si tienes los contactos y las amistades correctas, puedes hacer cualquier cosa y quedar totalmente impune. Y vaya si Barrios las tiene: aprista convicto y confeso, Barrios es uno de los personajes más cercanos a Alan García e inclusive su nombre llegó a ser mencionado como "presidenciable" en algún momento, hace un par de años.
De nada sirve que Barrios Ipenza declare, acepte que cobró ese impresionante monto y que defienda su legalidad para luego retractarse, con múltiples giros retóricos y posteriormente renuncie y devuelva el dinero. De nada sirve que mande publicar en los medios de comunicación su carta de "renucia irrevocable" en la que derrocha elogios al presidente García - quizás en búsqueda de blindajes futuros - y manifiesta la satisfacción que siente de haber dedicado sus esfuerzos a servir al país. ¿No es un principio básico del derecho aquello de la intencionalidad dolosa?
Los 190 mil soles de la tristemente célebre "indemnización" fueron directos a la cuenta bancaria del Sr. Barrios y él sabía que no le correspondían. Tuvo que destaparse el tremendo latrocinio en un medio local para que este personaje tomara la "decentísima" decisión de devolverlo. Nos hace recordar a don Luis Alva Castro que fue corriendo a devolver el dinero que "tomó prestado" de su cartera para pagarle honorarios a la cantante Fabiola de la Cuba. De nada sirve que Barrios publique el voucher de su "donación". Pero lo peor es que esta solo sería la punta del corrupto iceberg en el que se ha convertido el ahora ex-Ministro del Interior.
Hace varias semanas, la revista Hildebrandt en sus trece publicó la historia de ESVICSAC (Empresa de Seguridad, Vigilancia y Control S.A.C.), una empresa de seguridad que figura como la principal proveedora de este servicio a entidades estatales como Essalud y el Mininter. El directorio de ESVICSAC está conformado por seis personas, todas militantes apristas y tres de ellas son del entorno más cercano de Fernando Barrios. Esta empresa ha triplicado sus ingresos en los últimos cuatro años, gracias a las licitaciones para servicios de seguridad y vigilancia que ha brindado a varias instituciones públicas, entre ellas las dos mencionadas previamente. Las cifras son impresionantes: entre 1999 y 2006, ESVICSAC facturó un promedio de 7 millones de soles por año. Sin embargo estas cantidades se elevaron sospechosamente con el Apra regresó al poder: 31'888,300.60 en el 2008, 35'035,209.40 en el 2009 y 39'560,506.80 en lo que va del 2010 (todos estos datos los extrajo el semanario de informaciones oficiales de la página web del MEF).
Además de eso, Fernando Barrios Ipenza firmó con ESVICSAC, antes de renunciar a Essalud para ceñirse el fajín ministerial, un contrato de tres años por concepto servicios de seguridad y vigilancia para centros médicos de la red de la salud pública ubicados en diversos puntos del país. Por lo general, los contratos de esta naturaleza se firman por un año y en este caso particular, resulta elementalmente extraño que una autoridad saliente someta a la institución que está dejando de dirigir al cumplimiento de un contrato tan extenso.
Y como para cerrar el círculo, una de las tres personas vinculadas a Barrios que es parte del directorio de ESVICSAC es la Sra. Carmen Edelmira Barrantes Pérez, quien trabajó en Essalud como Jefa de la Oficina General de Administración. Barrantes, quien trabaja con Barrios desde sus épocas de burgomaestre en Huancayo, fue nombrada Viceministra del Interior apenas asumió el cargo su amigo y mentor y también figura en la nota del escándalo con otra jugosa indemnización por "despido arbitrario": casi 145 mil soles.
Si estas personas, Fernando Barrios Ipenza y Carmen Barrantes Pérez se salvan de la cárcel por "devolver" unos dineros que jamás debieron aceptar, el enorme nubarrón de desconfianza que se cierne desde hace años sobre nuestro estado de derecho se hará aun más denso. Y no es por ser pesimista pero todo parece indicar que así será.
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